sábado, 21 de agosto de 2010

Dos Maneras De Observar

A.- El Pelicano Peruano: Pelecanus Thagus

Dentro del grupo de las aves guaneras que habitan el frío mar de la Corriente Peruana, el pelicano es considerado, junto al Guanay y al Piquero, de las más importantes. La arqueología, la leyenda, la música y danza populares ofrecen pruebas de las calidades de su prestigio, razones por las que forma parte de nuestra cultura desde tiempos antiguos hasta la actualidad.
El Pelicano Peruano como integrante de la variedad de aves guaneras que habitan el frío mar de nuestra costa, compone la cadena ecológica originada en el plancton, riquísimo nutriente de la alimentación de los peces, a su vez alimento primordial de las aves, cuyo estiércol tan rico en proteínas y fosfatos lo genera, cerrando el ciclo de la cadena ecológica. Entender este ciclo vital con sus alteraciones e irregularidades es motivo del presente trabajo, además de verificar el comportamiento del pelicano en las obras producto de la actividad creativa del hombre peruano desde tiempos antiguos hasta el presente.
La manera de tratar el tema hemos convenido llamarla Semiología Ecológica porque en ella convergen dos enfoques diversos en apariencia. La palabra Semiología, del griego semeion, significa signo. Ferdinand de Saussure en su Curso de Lingüística General se refiere a la semiología en los siguientes términos: “La semiología es la ciencia del futuro que se encargará de estudiar el comportamiento de los signos en el seno de la vida social” ( ), y es ecológica porque la Ecología también investiga los ciclos vitales de la especies que equilibran a la vida en el planeta( ).
A continuación veremos la visión sintética del Pelicano en la obra de María Koepcke, Aves del departamento de Lima: “El Pelicano o Alcatraz es inconfundible por su tamaño, forma de pies y cuerpo, y por su vuelo característico de aleteos lentos. Tiene el plumaje rayado con pardo y gris blanquecino, cuello blanco en invierno, y parcialmente negro en verano. Cuando joven es parduzco con vientre blanquecino. Ave guanera que se alimenta de peces que captura nadando o lanzándose de manera torpe de poca altura al agua. Anida en colonias en las partes planas de las islas guaneras, así llamadas puntas. Especie típica y endémica de la corriente de Humboldt”.( ).
Esta manera de presentar al Pelicano, fijándolo para siempre, con sus cambios de color en el plumaje, describiendo cómo vuela y dónde habita, sirve como puerta de ingreso a nuestro estudio que se interesa en ampliar la imagen del pelicano. ¿Qué pueden haber dicho de él los pescadores, la gente del litoral, observadores de su comportamiento?.
En el departamento de Lambayeque, el Dr. Augusto León Barandiarán, estudioso de la cultura popular, recogió la leyenda del alcatraz que ha incluido en su obra: Mitos, Leyendas y Tradiciones Lambayecanas. A continuación la transcribimos: “Yunca pescador y plebeyo fue el alcatraz, que pretendió en amor a una de las vírgenes del Sol. Desde niño vivió en una isla desierta, sin los reclamos del amor y sin las obligaciones de la civilización, ignorante de las pasiones humanas y de la belleza femenina.
Una mañana en busca de la pesca, arribó a las costas yungas y se internó en los llanos; convivió con sus habitantes, gozó de sus comodidades y se enamoró de una de las vírgenes del Sol, llamada Cora Fisán, quién se ocupaba, como todas las de su estirpe, de hilar y tejer ropas de algodón y de lana, para los ídolos.
Cora Fisán se encontraba quemando, como era de rito, lo que había sobrado de la lana y el algodón, junto con huesos de cameros blancos sagrados, que habían sido sacrificados, y cuyas cenizas ofrecía al Sol, y el yunga solitario creyó que a él se hacía el ofrecimiento.
Ignorante de las prácticas y de los ritos, de las costumbres y de las obligaciones usuales, creyéndose hijo de otro mundo, con mejores derechos, sintiéndose distinto a los demás, increpó a los sacerdotes y desdeño los ídolos, pero el Supremo Guardián de la ley Eterna, para castigarlo por su osadía, lo condenó al ridículo, convirtiéndolo en alcatraz y haciendo que para entender a su sustento simulara descender desde lo alto, del cielo, desde el Sol, morada de la virgen de su ensueño, y para hacer aún más cruel el castigo dejó que conservará en su aspecto los rasgos pretenciosos de su idea. Por eso, y desde entonces, el alcatraz se precipita desde lo alto sobre su presa, como si viniera del Sol y ostenta gallardía, elegancia y parsimonía, como un triste remedo de realeza y abolengo”.( )
La leyenda que acabamos de leer proviene de las comunidades de pescadores del litoral norteño. Identifican al alcatraz con un pescador yunga plebeyo equivocado al pretender enamorarse de una vestal del sol. El supremo Hacedor lo condenó al ridículo y a imitar los gestos de la realeza.
Salvando las distancias, pero indagando en lo que se denomina cultura popular, recordamos el afamado vals, El plebeyo, del bardo limeño Felipe Pinglo Alva, que tiene sentido parecido.
Luis Enrique “El plebeyo” personaje del vals, no puede conquistar el amor de la enguantada mano de fina mujer.
El tema del amor no correspondido que para un sector de la población puede parecer cursi, en la g ente que originó tanto la leyenda como la canción, el peso del drama o de la tragedia ante la imposibilidad de amar debe ser marcante y definitoria. A continuación escucharemos las notas del vals de Felipe Pinglo:
“La noche cubre ya, con su negro crespón, de la ciudad las calles que cruza la gente con pausada acción, la luz artificial con débil proyección, propicia la penumbra que esconde en su sombra venganza y tracción. Después de laborar vuelve a su humilde hogar Luis Enrique “El Plebeyo”, el hijo del pueblo, el hombre que supo amar. Y que sufriendo está esa infamante ley, de amar a una aristócrata siendo plebeyo él. Trémulo de emoción dice así en su canción. El amor siendo humano tiene algo de divino, amar no es un delito porque hasta Dios amó y si el cariño es puro y el deseo es sincero ¿Por qué robarme quieren la fe del corazón?. Mi sangre aunque plebeya también tiñe de rojo, el alma en que se anida mi incomparable amor. Ella de noble cuna y yo humilde plebeyo, no es distinta la sangre ni es otro el corazón ¿Señor, porqué los seres no son de igual valor?. Así en duelo mortal abolengo y pasión en silenciosa lucha condenamos suelen a grande dolor, al ver que un querer porque plebeyo es, delinque, si pretende la enguantada mano de fina mujer, el corazón que ve destruido su ideal, reacciona y se refleja en franca rebeldía que esconde su humilde faz. El plebeyo de ayer es el rebelde hoy que por doquier pregona la igualdad en el amor “( )
Virginia Yep en su libro titulado El valse peruano, ha dedicado un capítulo a El Plebeyo donde analiza la letra y la música. En esta última tiene un valioso hallazgo al encontrar una frase melódica muy similar a otra procedente de El Cóndor Pasa de Daniel Alomía Robles ( ).
Hemos visto como a través de la leyenda el alcatraz fue condenado al ridículo a imitar las maneras de la clase noble, y en el vals de Pinglo se repite el mismo mecanismo; la imposibilidad de amar por las trabas sociales.
Son problemas parecidos los que van definiendo socialmente a una nación o a un país.
Volviendo a la leyenda del alcatraz podemos apreciarlo con sus remedos de realeza y abolengo, y tal vez sean estas mismas características que lo favorecieron frente a las otras aves guaneras como el guanay, el piquero o la chuita; lo sostenido hasta aquí se debe a que en el Reino de Chimor, el Pelicano tuvo éxito entre los señores y, sobre todo, entre el pueblo.
Prueba de lo que digo son la inmensa cantidad de textiles, entre ellos túnicas y mantas de algodón que llevan la representación del pelícano.
Ann Pollard Rowe, estudiosa de la textilería del antiguo Perú, encontró una gran cantidad de textiles, procedentes del sitio arqueológico LAS AVISPAS, en el Museo de Tejido en Washington. El resultado de la investigación, ante el predominio de la representación del ave, la llevo a definir el estilo pelicano.
“The Pelican Style is less easy to characterize than the other styles because the garment sets that serve to define it are entirely of undyed cotton. However, the tunics an mantles are distinctly longer than in the toothed crescent Headdress Style. The coinclots have rectangular
areas of decoration (versus stepped), a wider one at the top and a narrower one at the bottom which is nevertheless wider than the border found on the toothed crescent Headdres Style loincloths … Las Avispas”( ).
En el antiguo Perú el pelicano fue representado en diseños sobre cerámica, con realismo en la cerámica escultórica, en la orfebrería, la arquitectura y en otras manifestaciones artísticas.






Pelicanos en los muros de Chan Chan
En un estudio de la música popular peruana el Dr. Rodolfo Holzmann ha escrito en su Panorama de la Música tradicional del Perú que “El Alcatraz, es sin lugar a dudas el baile negroide de pareja más pintoresco de la región costeña. Tiene su origen en los tiempos de la colonia cuando los negros eran esclavos. La mujer tiene ataviada, en la parte trasera, una pluma o papel que se prende fácilmente y trata de esquivar, mediante movimiento de las caderas, la vela encendida que el hombre le pasa. El “alcatraz” destaca por sus giros melódicos y su complejidad rítmica”( ).







Al Son de la Tambora
de clarines y compás

Al son de la tambora
de clarines y compás
Encenderás tu vela
a que no me quemas ... el alcatraz.

Encenderás tu vela
a que no me quemas ... el alcatraz
(se repite 6veces)
Salgan todos los negritos
Salgan todos a la pampa
Salgan todos los negritos
Salgan todos a la pampa
unos salen con su pico
y otros salen con su lampa
unos salen con su pico
y otros salen con su lampa

A que no me quemas ... el alcatraz
(se repite 6 veces)
Ni por delante ... el alcatraz
Ni por detrás ... el alcatraz
A que no me quemas... el alcatraz
(se repite 2veces)

El Perú ya fue uno de los países que obtuvo exiguas ganancias de la pesca. El fenómeno climatológico conocido como EL NIÑO, alteró el comportamiento natural de las corrientes periódicas que llevaban grandes bancos de peces. Desde entonces, el volumen de pesca no se ha podido recuperar. Este cambio climatológico es debido, según los especialistas, al recalentamiento de la tierra y viene a sumarse a los problemas socioeconómicos que ha venido viviendo el país. La excesiva pesca de barcos pesqueros nacionales como los de bandera extranjera, han reducido las posibilidades de recuperación de los otrora ricos bancos de anchovetas. También tiene relación con este problema, la contaminación de las costas resultado del intenso tráfico de embarcaciones pesqueras, y sobre todo, por efecto de los desperdicios de la industria local como de las principales ciudades, puesto que la mayor parte de la población del país vive en las costas del pacífico.
En un trabajo titulado “Distribución latitudinal de las aves Guaneras del Perú. Durante 1984-89”, el profesor Víctor Guillén Cayllahua, ha mostrado que la población de las aves guaneras decreció de 18.07 millones en la década del 60, a 3.69 millones en 1990. la diferencia es de 14.38 millones (80%). Los factores de esta baja son: a) Fenómeno “EL NIÑO”, b) Mortalidad durante el primer año de vida del 50 al 60% en los años normales, c) el desarrollo acelerado de la pesquería de anchoveta para la industria, d) la mortalidad de las aves guaneras causadas por faenas de la pesca industrial y e) la matanza de aves guaneras, con fines alimenticios, principalmente, a fines de la década de 1980 e inicio de 1990.( ).
Según el estudio arriba citado, el alcatraz presentó mayor población en 08° en 1984-86; 09° 1987-88 y 11° en 1989. relativamente abundante en 06° 1986 y 08° en 1988-89.
El desplazamiento masivo de aves guaneras está en directa relación con el desplazamiento de cardúmenes de anchoveta. “El número de unos y de otros parece estar actualmente en lento ascenso, pero es cuestionable hasta dónde será posible, y si es que alguna vez se llegará a restablecer la enorme riqueza que hacía de nuestros mares los más productivos de todo el planeta”( ).
En la década del 60 comenzó la migración de aves marinas a la costa y el fenómeno es entendible en la medida que sabemos de la ruptura de la cadena ecológica; con la desaparición de las enormes cantidades de anchoveta, las aves guaneras disminuyeron en igual proporción y se dio el fenómeno migratorio hacia la costa y a Lima.
Hay un poema de Antonio Cisneros que ilustra bien el fenómeno de la migración de las aves marinas a la costa. Su textura nos recuerda el film de Alfred Hitchcok, Los Pájaros.

EN 1962 LAS AVES MARINAS HAMBRIENTAS LLEGARON HASTA EL CENTRO DE LIMA
Toda la noche han viajado los pájaros desde la costa –he aquí la migración de primavera; las tribus y sus carros de combate sobre el pasto, los templos, los techos de los autos. Nadie los vio llegar a las murallas, nadie a las puertas –ciudadanos de sueño más pesado que jóvenes esposos y ninguno asomó a la ventana, y aquellos que asomaron sólo vieron un cielo azul-marino sin grieta o hendidura entre su lomo –antes fue que el lechero o el borracho final.- y sin embargo el aire era una torre de picos y pellejos enredados como cuando dormí cerca del mar en la Semana Santa y el aire entre mi lecho y esas aguas fue un viejo gallinazo de las rocas holgándose en algún patillo muerto –y las gaviotas- hembra mordisqueando a las gavionatas-macho y un cormorán peludo rompiéndose en los muros de la casa.
Toda la noche viajaron desde el sur.
Puedo ver a mi esposa con el rostro muy limpio y ordenado mientras sueña con manadas de morsas picoteadas y abiertas en sus flancos por los pájaros.( ).
El Perú había empezado a sufrir en su economía uno de los fenómenos más desastrosos del que hasta ahora no ha podido recomponerse. “El clásico triángulo de Jacques Cousteau: ecología, tecnología, economía fue quebrado. La primera fue ignorada, ya sea por desconocimiento o por desmedida ambición. La segunda, tecnología frecuentemente no se hacen disponibles fondos necesarios para investigaciones científicas que permitan determinar métodos técnicos para poder desarrollar un recurso natural. Finalmente la economía de un gran sector de la población, trabajadores y familias enteras que dependían de esta actividad, así como de todo el país, que habían llegado a depender de estos recursos sufrió un revés del que hasta ahora no hemos podido salir”.( ).

El Viejo Pelicano

Arrastrando mis alas de viejo pelícano
picoteo en los mercados y mi hambre
es más fuerte que los escobazos de los
mercaderes.
Peleo en los basurales contra los
rapazuelos hambrientos y los locos
Abro y cierro mi largo pico y el aire es
poca cosa para llenar mi buche.
Mis plumas se derraman.
Un día me llevarán en un tacho de
basura seco y estirado lejos del mar
donde un día soñe construir mi morada (13)

Al iniciar nuestro estudio del Pelícano peruano, lo hicimos a través de la mirada de una ornitóloga, luego lo encontramos en la leyenda de Lambayeque como pescador yunga playero, pudimos identificarlo con el prestigio de un estilo textil, procedente del reino de Chimor, posteriormente, aparece motivando música y danza en la época colonial a los negros esclavos,sufriendo los avatares ocasionados por la mano del hombre y EL NIÑO, en la década prodigiosa (1960), la migración de aves marinas a la costa y a Lima, debido al quiebre de la cadena ecológica: “a menos anchoveta, menos aves marinas”. Crece el hambre y la miseria en extensos sectores de la población vinculados a la economía pesquera. El IMARPE, investiga el desplazamiento de las colonias de aves guaneras, entre ellas el alcatraz, y adquieren presencia persiguiendo los bancos de anchoveta en el mar, y en la tierra se encuentran entre mercados marginales y basurales. Continuamos escuchando en voces de cantantes negros “A que no me quemas el alcatraz” y parejas ágiles, se mueven graciosamente al ritmo de las palmas. Continuamos viendo al pelícano en su lento vuelo y descenso al agua en busca de alimento, como si fuera desde siempre.
Antes de concluir este trabajo queremos dejar abierto un tema de poesía comparada. En la Francia del siglo pasado el poeta Charles Baudelaire que perteneció a la clase adinerada, renunció a ella y dilapidó la fortuna de su herencia. Tuvo actitudes consideradas ridículas por la clase que había rechazado. La sociedad de su tiempo censuró su obra más importante: Las Flores del Mal, donde curiosamente dedicó un bello poema al Albatros, pariente lejano de nuestro Pelicano Peruano. A continuación, el poema.

El Albatros
Por divertirse, a veces, suelen los marineros
cazar albatros, grandes pájaros de los mares,
que siguen, de su viaje lánguidos compañeros,
al barco en los acerbos abismos de los mares.

Pero sobre las tablas apenas los arrojan,
esos reyes del cielo, torpes y avergonzados,
sus grandes alas blancas míseramente aflojan,
y las dejan cual remos caer a sus costados.

¡Que zurdo es y que débil ese viajero alado!
El, antes tan hermoso ¡que cómico en el suelo!.
Con una pipa uno el pico le ha quemado,
remeda otro, renqueando, del inválido el vuelo!.

El poeta es como ese príncipe del nublado
que puede huir las flechas y el rayo frecuentar;
en el suelo, entre ataques y mofas desterrado,
sus alas de gigante le impiden caminar.( )

El poema de Baudelarie nos ha mostrado la imagen del Albatros en su regodeo vital, donde finalmente en el cuarto cuarteto se identifica al poeta con el ave. Podemos concluir nuestro trabajo complementando el poema de Baudelaire con el texto inicial de María Koepcke, de esta manera la poesía y la ciencia pueden unirse como en el Anillo de Moebius.
B .-- Gestos: el lenguaje de la vida
Cuando uno piensa en la palabra gesto inmediatamente relaciona lo que ha visto, lo que ve, o puede recordar; los gestos que más llamaron su atención: la chica pacifista que destaca sus dedos índice y medio para indicarnos paz y amor acompañados de una dulce sonrisa. Vemos también a Winston Churchill, de rostro blanco y sonriente, con su sombrero negro y su puro, haciendo el mismo gesto que la muchacha, pero mostrándonos la V de la victoria. Un grupo de mujeres deportistas sacan la lengua y fruncen el ceño a un grupo de muchachos para decirles que son pésimos deportistas, porque perdieron ante el equipo contendor. El fotógrafo hace un círculo con el índice y el pulgar para decir que todo está OK: la toma fue excelente. Hay muchísimos gestos: los que acompañan las frases, el discurso oral, y lo remarcan, lo acentúan o lo refuerzan; pero también hay otros gestos que valen por sí solos, sin lenguaje articulado, puro gesto, pura expresión facial. Aquí ubicamos al arte del mimo y la pantomima, además de todos los gestos cuyo silencio muy bien captaron las artes visuales, la fotografía, el cine mudo, la pintura, la escultura, etc. La Semiótica, ciencia que trata de explicar la gran variedad de lenguajes a través de los cuales se constituye la cultura, con la Kinésica estudia la gestualidad en cualquiera de sus manifestaciones, artísticas, o no. En una publicación que se ha vuelto clásica, Greimás define el campo del "lenguaje de los gestos" como gestualidad géstica, y propone un inventario que incluye los gestos de los personajes de la pintura figurativa, en los dibujos animados, locutores de televisión, personajes de películas, incluyendo al cine mudo, oradores, pedagogos, conferenciantes, directores de orquesta, ballet, pantomima, código gestual de los sordomudos, así como el papel que desempeñan los gestos en las sociedades arcaicas, los gestos en el circo, maquillaje femenino de Francia e India, y los gestos que se describe en los textos literarios. Y al hablar de textos literarios tenemos que reparar en los géneros que tienen que ver con el gesto y es el teatro quien se lleva la mejor parte en este aspecto.










La mímica es esa forma de representación que prescinde por entero de la palabra, apoyándose en la creación o recreación de una historia por medio de la gestualidad y del trabajo físico del actor. La concepción de gesto aún resulta polémica. Para algunos autores el gesto implica sólo un movimiento exterior del cuerpo y del rostro capaz de expresar sentimiento, para otros, como Jerzy Grotowsky, Hacia un teatro pobre, el gesto es un modo específico de producción de lenguaje.
En la narrativa latinoamericana Severo Sarduy tituló Gestos a su primera novela. Como ha declarado en varias ocasiones, fue la pintura de Franz Kleine la que lo llevó a escribir en 1963 su relato que apareció primero en francés y más tarde en español, siendo traducido a otros idiomas posteriormente. Dolores Rondón es su protagonista, una cantante negra cabaretera sumergida en un ambiente insufrible. Gestos es una novela escrita con gran libertad lingüística donde se percibe ya un aliento alejado de las convenciones literarias precedentes.
En el Perú, quienes primero repararon en los gestos básicos elementales y permanentes del hombre y de los animales fueron los alfareros de Moche, ellos representaron en sus huaco retratos la risa, el dolor, la ira, el rencor, el temor, y tantos otros estados anímicos y emociones, además de las escenas de la vida que dibujaron en los ceramios, y ésta es una fuente inagotable cuando queremos interpretar el silencio de los dibujos y la cerámica escultórica.


Cómo hubiera querido conocerla Charles Darwin, autor de La Expresión de las Emociones en los Animales y en el Hombre(*), quien nos dice cosas ineresantes acerca del rubor de las personas. Dada la estrecha afinidad que existe entre la circulación capilar de la superficie de la cabeza y la del cerebro, siempre que se produce un sonrojo intenso habrá una considerable turbación en la mente, con frecuencia acompañada de movimientos torpes y a veces de contracciones involuntarias de ciertos músculos. Así podemos comprender el significado de los gestos que acompañan al rubor en todas partes del mundo: consisten en ocultar la cara, o inclinarla hacia el suelo o a un lado. Por lo general los ojos se retiran o se muestran inquietos, pues mirar a la persona que provoca en nosotros el sentimiento de vergüenza o timidez, da lugar, de inmediato y de un modo inaguantable, a la convicción de que su mirada se dirige a nosotros. Creemos que los demás están censurando, o elogiando con demasiada vehemencia, nuestro comportamiento moral. Podemos creer con toda confianza que la risa, como todo síntoma de placer o gozo, fue practicada por nuestros ancestros mucho antes de que merecieran el calificativo de humanos, pues gran número de especies de monos emiten, cuando están contentos; un sonido reiterado que se parece a nuestra risa, acompañado de movimientos vibratorios de las mandíbulas o labios, con los ángulos de la boca dirigidos hacia atrás y hacia arriba, y con las mejillas arrugadas y los ojos brillantes.
Los movimientos de la expresión en la cara y el cuerpo son en sí mismos de la mayor importancia para nuestro bienestar. Son los primeros medios entre una madre y su hijo: ella, al sonreír con aprobación, alienta a su hijo para seguir el camino recto, o bien frunce el ceño con desaprobación. Los movimientos expresivos dotan de viveza y energía a nuestras conversaciones y revelan los pensamientos y las intenciones de los demás mejor que las palabras, que pueden ser falsas. La expresión abierta de una emoción por medio de signos externos intensifica esa emoción.
La represión de todos los síntomas externos, en la medida que resulta posible, debilita nuestras emociones. Quien se deja llevar por gestos violentos intensifica su rabia; quien no controla los síntomas del miedo acaba experimentando un miedo aún mayor, y quien permanece pasivo cuando está dominado por la pesadumbre, pierde su principal posibilidad de recuperar la ligereza de ánimo. Tal es la relación que existe entre nuestros estados anímicos y nuestro rostro, y nuestros ojos cuya mirada no puede dejar de mostrarnos el alma.






(*) Alianza Editorial, Madrid. 1984

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